sábado, 25 de octubre de 2008

Sesión 8

Fecha: Martes 28 de octubre
Tema: El legado Cunningham
  • El aporte de Cunningham y la mantención de un legado.
  • Ruptura e innovación frente a las formas establecidas.
  • La técnica al servicio de otras propuestas: “Einstein on the beach”.
Montaje analizado: “Einstein on the beach” (de B. Wilson y Philip Glass, interpretado por Janet Charleston).
Material de apoyo: Registro audiovisual del montaje.
Expositores/invitados: Janet Charleston.

miércoles, 22 de octubre de 2008

LARRY FULLER Y LOS CRUCES DE LA DANZA Y EL MUSICAL [1]

Sobre Larry Fuller

Larry Fuller es un coreógrafo de reconocida trayectoria en el género del musical, que ha montado y dirigido espectáculos en Nueva York y Londres.

Nació en Sullivan, Missouri, y al poco tiempo su familia se trasladó a Rolla, un pequeño pueblo al oeste de Saint Louis, donde creció.

Comenzó sus estudios de danza a los 4 años de edad. Mientras cursaba la primaria, cantó y bailó en numerosas presentaciones locales.

La enseñanza secundaria la completó en Saint Louis, donde perfeccionó su formación en danza e inició estudios de actuación con un profesor de la Universidad de Saint Louis.

Al completar su tercer año de secundaria, comenzó a bailar en la Opera Municipal de Saint Louis, una importante compañía de teatro musical con la cual trabajó hasta mudarse a Nueva York para probar suerte en Broadway.


Sus primeros trabajos como bailarín profesional y coreógrafo

Al poco tiempo de residir en Nueva York, fue seleccionado para formar parte del elenco original de West Side Story (Amor sin barreras), donde permaneció durante un año.
Luego fue llamado para integrar el elenco original de The Music Man, otra comedia musical de mucho éxito.
Posteriormente fue requerido por Bob Fosse para que se integrara a Redhead, una producción que tenía en el protagónico a Gwen Verdon y que realizó una extensa gira por Los Angeles.
Al finalizar esa itinerancia, Fuller decidió quedarse en el oeste del país para trabajar con Jack Cole, famoso coreógrafo de cine, en una revista que se presentaría en el Hotel Dunes de Las Vegas.
Una vez de regreso en Nueva York, volvió a trabajar bajo dirección de Jack Cole en musicales que no tuvieron mucho éxito, como Donnybrook y Kean.
Al poco tiempo fue contratado por Carol Haney para una nueva creación, Bravo Giovanni. Luego se unió al elenco de la exitosa comedia musical No Strings, que protagonizaron Diahann Carroll y Richard Kiley.
Recibió luego una oferta para unirse al grupo de danza del espacio Perry Como TV Show. Permaneció una temporada bailando también en el show de televisión de Gerry Moore.
Carol Haney le propuso oficiar de asistente de coreografía en el musical Funny Girl, protagonizado por Barbra Streisand.
Tras la muerte repentina de Haney, asumió el reemplazo y se encargó además de la producción de Londres (también con Streisand).

Volvería luego a Estados Unidos para dirigir la gira de verano del musical.

Rápidamente siguieron contrataciones como director/coreógrafo en nuevas versiones de The Music Man y Kismet, protagonizada por John Raitt, y en I do, I do, con Jane Powell.

Llegado a esta etapa, coreografió dos producciones originales en Broadway: Blood Red Roses y That’s Entertainment, ninguna de las cuales tuvo éxito de taquilla.


El debut en Europa


En 1971, recibió la primera oferta para dirigir y coreografiar comedias musicales en Europa. Comenzó con la versión alemana de West Side Story en Nuremberg, experiencia que reeditó en Viena, Austria, en el teatro Volksoper.

Montó dos producciones más del mismo musical. Una de ellas para itinerar por Alemania y otra para el Teatro de la Opera de Graz, Austria.

Se quedó durante un período en Austria para la creación de Jazz and the dancing americans para el ballet estable del Theater an der Wien, en Viena. La producción fue un éxito y llegó a impresionar a Harold Prince, gran director de Broadway que entonces trabajaba en el mismo espacio.

A raíz de ello, Prince le encargó a Fuller la dirección de su producción de Candide en Viena y le propuso trabajar en la película A little night music, protagonizada por Elizabeth Taylor y filmada en Viena.

Concluida la película, protagonizó, dirigió y coreografió el estreno en Europa de la comedia musical Girl Crazy, de George Gershwin. También dirigió y coreografió el estreno europeo de On the town, de Leonard Bernstein.

Su asociación con Harold Prince lo llevó de vuelta a Broadway y al West End de Londres con una serie de producciones de gran éxito: On The Twentieth Century, Evita y Sweeney Todd.

Más tarde coreografió Silver Lake para la Opera de Nueva York, dirigió la revista Gotta Get Away en el Radio City Music Hall, montó Humors of Man para el London Festival Ballet y dirigió dos comedias musicales en Broadway: Merrily we roll y A Doll's Life, ambas bajo la dirección de Harold Prince.

Poco después, dirigió y coreografió dos musicales en el West End de Londres: Marilyn, el musical y Time.

Colaboración con el Ballet de Stuttgart


Se trasladó luego a Alemania para dirigir y coreografiar la comedia musical de Rogers and Hart, On Your Toes, con el Ballet de Stuttgart, que tuvo como primeras figuras a Marcia Haydée (actual directora del Ballet de Santiago) y Richard Cragun. Era la primera vez que una compañía de ballet clásico se atrevía a montar una comedia musical de Broadway en versión completa y con enorme éxito.
En Europa montó además producciones itinerantes de Evita, Jesucristo superestrella y un espectáculo musical denominado Jazzleggs en Berlín.
Recientemente ha dirigido y coreografiado J.F.K. - A musical drama en Dublín, Irlanda; una versión de Jekyll and Hyde para itinerancia nacional y cuatro producciones de Evita para distintas giras en Estados Unidos.

Sobre Harold Prince


Harold Smith Prince es un productor y director teatral norteamericano, asociado con las más conocidas producciones musicales de Broadway del último medio siglo.

Nació en enero de 1928 y en su trayectoria acumula 21 Premios Tony, más que cualquier otro artista. En el grupo se incluyen ocho reconocimientos como director; ocho como productor; dos como productor del Mejor Musical del Año; y tres distinciones especiales.

Sus obras son reconocidas por el contexto político, el enfoque original que entrega del romance y la conducción de personajes que cantan y bailan simbolizando contenidos.

Nacido en Nueva York, ingresó a la Universidad de Pennsylvania a los 16 años. Siguió una formación artístico liberal y se graduó a los 19.

Comenzó su trabajo en el teatro como asistente jefe de escena del legendario productor y director teatral George Abbott.

Junto a él co-produjo The pajama game, que ganó el Premio Tony para Mejor Musical en 1955.

En 1962 se independizó y comenzó con sus propias producciones. La primera fue A family affair, seguida de una seria de creaciones que no tuvieron repercusión.
Al borde a abandonar el rubro del musical, en 1966 alcanzó gran éxito con Cabaret.
En 1970 comenzó su colaboración más importante con el compositor Stephen Sondheim. Ambos habían trabajado en West Side Story y en esta etapa se decidieron embarcar en un proyecto personal.

La dupla dio pie a una larga lista de producciones, incluyendo Company (1970), Follies (1971), A little night music (1973), Pacific overtures (1976), Sweeney Todd (1979), Merrily we roll along (1981) y Bounce (2003).

Prince ha dirigido además óperas como Ashmedai, Willie Stark, Madama Butterfly, Candide y Turandot para la Opera Estatal de Viena, y ha sido responsable de la puesta en escena de dos hitos de Andrew Lloyd Webber: Evita y The phantom of the opera (El fantasma de la ópera).
Ha sido calificado como el más grande productor/director de comedias musicales en Broadway de los tiempos modernos.

La crítica ha resaltado su influencia en el desarrollo del musical conceptual, en el que la narrativa del espectáculo no necesariamente tiene énfasis en el libreto. La producción se centra más bien en una idea o metáfora que se explora a través de escenas y canciones. Estas no se ajustan a la secuencia tradicional que propone el llamado book musical.

En 2006, fue galardonado con la Distinción Especial Tony por su aporte al teatro de toda una vida (Lifetime Acheivement Award), mientras el Teatro Harold Prince en el Centro Annenberg de la Universidad de Pennsylvania adoptó el nombre en su honor.



[1] Contenidos desarrollados por Centro de Investigación y Memoria Artes Escénicas (CIM. Ae), que integran María José Cifuentes, Constanza Cordovez y Simón Pérez. Edición: Javier Ibacache.
Sesión 7

Fecha: Martes 21 de octubre
Tema: Larry Fuller Los cruces de la danza y el musical

- Vida y obra de Larry Fuller
- La comedia musical en Hollywood y Europa

Montaje analizado: Obras de Larry Fuller
Material de apoyo: Registro audiovisual de montajes.
Expositores/invitados: Larry Fuller.

lunes, 20 de octubre de 2008

APUNTES UN ACERCAMIENTO A LA HISTORIA Y LA TRASTIENDA DEL AMERICAN BALLET THEATRE (ABT) DE NUEVA YORK[1]

SOBRE EL AMERICAN BALLET THEATRE

Seis décadas de historia

La danza norteamericana es reconocida mundialmente por haber iniciado el movimiento modernista en contraposición a la danza académica.

Este hecho no impidió que el ballet clásico lograra instituirse en Estados Unidos al punto de generar un espacio profesional de gran calidad artística. El American Ballet Theatre es uno de los ejemplos más significativos al respecto.

Los antecedentes


Las visitas de compañías rusas de ballet a Norteamérica en las primeras décadas del siglo XX ayudaron a popularizar la danza clásica entre el público estadounidense.

Las presentaciones de Anna Pávlova o las constantes giras del Ballet de Sergei Diaghilev enriquecieron la escena y su presencia motivó finalmente la creación de las primeras escuelas de ballet.

En 1937, Mijaíl Mordkin —ex pareja de Pavlova— abre en Nueva York una escuela de danza clásica que con el tiempo se convertiría en una compañía profesional financiada por Lucia Chase, bailarina principal del grupo e hija de una importante familia de banqueros.

En 1940, Chase se une con el ex administrador de la compañía de Mordkin, Richard Pleasant, con la intención de echar a andar una nueva agrupación: el Ballet Theatre.

El propósito era forjar un ballet norteamericano, con bailarines y coreógrafos de renombre, con la particularidad de reunir en escena obras rusas y británicas.

Los primeros años


El Ballet Theatre debutó el 11 de enero de 1940 en el Radio City Music Hall con 85 bailarines, incluyendo a Alicia Markova como intérprete principal.

En su primera temporada contó con 11 coreógrafos y programó 21 piezas, seis de las cuales fueron estrenos mundiales y cinco estrenos en Estados Unidos.

Destacó la participación histórica de Mijaíl Fokin, quien repuso “Las Sílfides” y “Carnaval”.

A lo largo de los años 40, la compañía comenzó a dar temporadas en el Metropolitan Opera House, lugar que le sirve de residencia en la actualidad.

Conforme avanzó la década, logró diferenciarse de otros conjuntos internacionales y estableció un perfil propio al integrar en su repertorio creaciones de coreógrafos ingleses, norteamericanos y rusos, como Antony Tudor, Agnes de Mille, Jerome Robbins, George Balanchine, Leonide Massine y Bronislava Nijinska, muchos de los cuales realizaron piezas originales para la agrupación.

En ese mismo período participaron como intérpretes Nora Kaye, Hugh Laing y la cubana Alicia Alonso.

Itinerancia y consolidación


Durante los años 50, la compañía desarrolló nuevas producciones y para llevarlas a cabo invitó a los primeros coreógrafos franceses que habrían de colaborar con el ABT: Roland Petit y Jean Babilée.

En 1955, el conjunto visitó Chile por primera vez.

Al año siguiente pasó a llamarse oficialmente American Ballet Theatre, una medida producto de las circunstancias luego que en las giras se hizo necesario especificar la nacionalidad de la compañía. La denominación se conserva hasta hoy.

Durante los 60 y en plena Guerra Fría, la agrupación llegó a presentarse en la ex Unión Soviética en lo que fuera una gira pionera de una compañía estadounidense en esa zona.

Las siguientes décadas fueron años de consagración internacional, dado que el cuerpo artístico reclutaba a los mejores artistas de entonces, como Mijail Baryshnikov, Eric Bruhn, Carla Fracci, Cynthia Gregory, Gelsey Kirkland, Natalia Makarova, Martine Van Hamel y Rudolf Nureyev.

Diversificación de repertorio


A partir de los años 70, el repertorio del American Ballet Theatre comenzó a hacerse aún más diverso con la incorporación de piezas de coreógrafos provenientes de la danza moderna.

Esta etapa se caracterizó por la presentación de obras de Alvin Ailey, José Limón y Martha Graham.

Posteriormente se agregaría una línea más vanguardista montando algunos títulos de Paul Taylor, Merce Cunningham y contando además con la colaboración de Twyla Tharp.

En los años 80, Mijail Baryshnikov asumió la dirección y se mantuvo en el cargo a lo largo de una década.

En ese período enriqueció el repertorio con trabajos de creadores contemporáneos, sin dejar de lado los grandes clásicos, como el remontaje de “La Bayadera”, varios títulos neoclásicos de Balanchine y algunas obras de Kenneth MacMillan, como “Romeo y Julieta”, “Anastasia” y “Manon”.

Tradición e innovación


En los últimos diez años, la compañía es reconocida por la realización de grandes producciones de ballets narrativos, los que se caracterizan por su espectacularidad e innovadora puesta en escena.

Entre ellos se cuentan “Otelo”, de Lar Lubovitch; “La doncella de nieve” y “Cenicienta”, de Ben Stevenson; y “La fierecilla domada”, de John Cranko, entre otras.

En la actualidad, el American Ballet es reconocido en el mundo entero por su rica variedad de títulos que conjugan tradición e innovación. Los coreógrafos han enriquecido el repertorio desafiando además la versatilidad de los intérpretes.

Bailarines latinoamericanos


En seis décadas de gestión, el ABT ha integrado una importante planta de bailarines latinoamericanos, desde Alicia Alonso hasta personalidades como Julio Bocca, Paloma Herrera y la cubana ex bailarina del Ballet de Santiago, Berthica Prieto.

La escena chilena del ballet tiene además un vínculo particular con la agrupación, ya que dos ex directores del Ballet de Santiago —Ivan Nagy y Ricardo Bustamante— provienen de esta agrupación.

SOBRE BERTHICA PRIETO

Destacada bailarina y coreógrafa internacional.

Nació en Cuba. A muy corta edad se radicó en Puerto Rico donde vivió con su familia.

Posteriormente residió en Estados Unidos. Allí inició su formación en el ballet.

En 1975 se incorporó como intérprete al cuerpo de baile del American Ballet Theatre de Nueva York, donde llegó a asumir roles principales y de solista.

En la compañía compartió escena con primeras figuras, como Rudolf Nureyev, Mijail Baryshnikov, Carla Fracci, Natalia Makarova e Ivan Nagy, con quien más tarde trabajaría en Santiago.

Fueron destacadas sus participaciones en producciones de “El Lago de los Cisnes”, “Giselle”, “Don Quijote” y “Cascanueces”, entre otras.

En 1979 comenzó la labor como coreógrafa montando “Las Sílfides” para el Ballet Concierto de Puerto Rico.

En 1980 se estableció en Chile y se integró al Ballet de Santiago.

Más tarde incursionó en la danza contemporánea independiente como integrantes de La Séptima Compañía, agrupación dirigida por Luis Eduardo Araneda.



[1] Contenidos desarrollados por Centro de Investigación y Memoria Artes Escénicas (CIM. Ae), que integran María José Cifuentes, Constanza Cordovez y Simón Pérez. Edición: Javier Ibacache.

lunes, 13 de octubre de 2008

Sesión 6

Fecha: Martes 14 de octubre
Tema: El American Ballet Theatre de NY

* Los rasgos distintivos del ABT, de NY.
* El rol de intercambio y residencia de grandes coreógrafos y bailarines.
* Principales montajes.
* La formación del bailarín de ballet.
* El sistema de producción de espectáculos del ABT.
* Las últimas temporadas del ABT

Montaje analizado: Varios.
Material de apoyo: Registros audiovisuales (videoteca ICHN)
Expositores/invitados: Berthica Prieto.

APUNTES DANZA EN LA CIUDAD[1]

SOBRE LA DANZA EN LOS ESPACIOS PUBLICOS


La danza es y transcurre en un espacio-tiempo. Está íntimamente ligada con el espacio en que sucede en la medida que éste condiciona al cuerpo en movimiento. A la vez, la danza interviene en el espacio en que transcurre.

A diferencia de lo que sucede en los espacios convencionales (como teatros y salas) que están dispuestos para ser moldeados e intervenidos por una escenografía que lo transforme, la ciudad no es un espacio neutro, ni quieto. Es un espacio vivo, habitado y/o transitado por innumerables personas que escriben una caligrafía de trayectos tan efímeros como la danza.

La ciudad tampoco es un espacio plástico amoldable como una escenografía, sino más bien es un entorno que se presta para la intervención (como lo hacen las artes plásticas en las versiones más urbanas del land art), donde el artista puede interactuar con un marco ya dado.

Es la ciudad la que determina las proyecciones en el espacio donde el cuerpo interviene.

La danza sucede en el espacio público e interactúa con la contingencia de ese espacio.

ALGUNAS EXPERIENCIAS EN CHILE


A lo largo de la historia de la danza en Chile, se han incorporado diferentes prácticas de intervención de danza en espacios públicos. Algunas han tenido fines extra artísticos y se han enfocado en lo político o lo educativo. Otras han sido propuestas que han subrayado la ocupación de determinados espacios de la ciudad únicamente con la danza.

Con posterioridad al año 2000 destacan la serie de intervenciones denominadas Movimientos Subterráneos”, de Lorena Hurtado, y el Festival Danzalborde, organizado por Rocío Rivera e Iván Sánchez en la ciudad de Valparaíso que próximamente realizará su séptima versión.



SOBRE “MOVIMIENTOS SUBTERRANEOS”


El proyecto “Movimientos Subterráneos” fue desarrollado por la coreógrafa Lorena Hurtado durante el año 2001 con aportes de Fondart.

Contempló ocho “intervenciones” de danza contemporánea y de otras disciplinas en estaciones del Metro de Santiago.

Bailarines y actores de diversas fisonomías y contexturas componían cuadros vivos dentro del espacio de recorrido del transporte público. Llevando tutús y bototos practicaban en una barra de ballet en la Estación Los Héroes o intervenían los asientos de espera con coreografías sobre las relaciones.

Cada una de las intervenciones tenía por objetivo interrumpir el tránsito, sorprender al público-transeúnte y establecer algún grado de comunicación con él.

En la revista Impulsos de 2001, Lorena Hurtado resalta que la compañía constató que el metro podía ser un entorno para dar opinión y abordar cuestiones cotidianas.

“Era necesario vincular a la gente a través de la simpleza del movimiento y de las propuestas para que se sintieran de alguna manera identificadas y lográramos comunicarnos”, comenta en la publicación. “Uno colabora para que la gente se sienta ignorante y el arte de alguna manera debería jugar un rol democratizador”.

SOBRE EL FESTIVAL DANZALBORDE


Rocío Rivera e Iván Sánchez se reunieron hace siete años en torno a la idea de crear una instancia que permitiera acercar la danza a la gente llevándola a la calle.

Bajo esa premisa surgió el Festival Danzalborde en Valparaíso, que en la actualidad pertenece a la “Red Internacional de Festivales de Danza en Paisajes Urbanos: Ciudades Que Danzan” (CQD).

La séptima versión se realizará a partir del lunes 13 de octubre y se extenderá hasta el domingo 19. Abordará la creación coreográfica contemporánea en formatos de video-danza, intervención urbana y obras en sala.

Programará solos y creaciones grupales de México, España, Alemania, Colombia, Uruguay y Argentina. Se presentarán en espacios cerrados (Teatro Mauri, Teatro Municipal de Viña del Mar y Teatro Municipal de Valparaíso), además de intervenciones en los circuitos de los cerros Bellavista y Concepción los días sábado 18 y domingo 19.

En opinión de los organizadores, el alto número de espectadores que la muestra ha convocado durante siete años ha logrado que la danza entre en diálogo con la ciudad y sus habitantes derribando barreras y desmitificando el vínculo que suele establecerse entre la disciplinas con determinados círculos o elites.

A la vez, han demostrado cómo el espacio público puede convertirse en un anfiteatro para la creación escénica.


SOBRE CIUDADES QUE DANZAN (CQD)


“Ciudades Que Danzan” (CQD) es una red internacional de veintiún festivales europeos y latinoamericanos que realizan una programación en paisajes urbanos.

Estas muestras propician el encuentro y el diálogo entre arquitectura y danza, calificadas por la organización como “la más inmortal y la más efímera de las artes”.

Los festivales que integran la red comparten como objetivo que el público pueda acercarse a la danza y, a la vez, redescubra la ciudad, su patrimonio artístico y cultural, dado que en ese contexto los edificios, parques, calles y plazas cobran vida.

Los gestores de las muestras resaltan también la importancia de acercar en particular el lenguaje de la danza contemporánea a todas las audiencias, profundizar en el trabajo coreográfico y generar debate y reflexión sobre el espacio urbano.

La red la integran festivales que se realizan en ciudades de distintas geografías orientados a la difusión artística de culturas diversas para fomentar el multiculturalismo y el mestizaje artístico.

Las líneas de acción que sigue la red se sintetizan en cuatro puntos:

- Crear una plataforma de intercambio y colaboración entre los organizadores de cada festival.

- Motivar la innovación coreográfica en producciones conjuntas entre bailarines de diferentes nacionalidades en un lugar concreto de una ciudad.

- Realizar gestiones conjuntas que le den proyección y sustento a la red de festivales.

- Mantener muestras fotográficas en gira por los festivales, difundir reportajes y documentales que transmitan al público las experiencias de otros países.

Esto significa que CQD es una instancia para integrar la expresión y la identidad y una nueva forma de vivir la ciudad.

FUNDAMENTOS DE CIUDADES QUE DANZAN


- Concientizar sobre la utilización del espacio público como un lugar común de creatividad, convivencia, imaginación y laboratorio artístico.

- Acercar la danza a la comunidad y facilitar la comprensión del lenguaje contemporáneo con propuestas originales.

- Fomentar un público para la danza. Divulgar la danza entre el gran público estimulando a los coreógrafos a trabajar en espacios públicos y en contacto directo con la ciudadanía.

- Trabajar el espacio público como soporte para una forma de expresión contemporánea. El interés de la relación entre las artes y lo urbano y lo social. Una alternativa al espacio-teatro-caja negra.

- Dar la posibilidad al espectador y al creador de establecer otras formas de comunicación artística. Una experiencia enriquecedora y una visión diferente que amplía las relaciones entre unos y otros.

- Reafirmar el valor del patrimonio artístico y cultural propio de la ciudad. A través de la danza, el paseante aprende a mirar una plaza, una calle, un rincón de una forma distinta, y va redescubriendo el lugar.

FESTIVALES INTEGRADOS A LA RED CQD

  • Dies de Dansa, Festival Internacional de Dansa en Paisatges Urbans, Barcelona (España)
  • Danza Urbana, Festival Internazionale di Danza per Strada, Bologna (Italia)
  • Drodesera Festival, Festival di Teatro e Danza Dro Arco (Italia)
  • Corpi Urbani, Génova (Italia)
  • FITEC, Festival Internacional de Teatro de Calle, Getafe (España)
  • Habana Vieja. Ciudad en movimiento, Festival Internacional de Danza en Paisajes Urbanos, La Habana (Cuba)
  • Fussgenger - Tanz Urban, Heidelberg (Alemania)
  • Lugar a dança, Festival Internacional de dança em paisagens urbanas, Lisboa (Portugal)
  • Greenwich+Docklands Internacional Festival, Londres (UK)
  • Dansem, Danse Contemporaine en Méditerrainée – Marseille (France)
  • Montevideo sitiada, Montevideo (Uruguay)
  • Dança alegre Alegrete, Alegrete (Brasil)
  • Movimientos incesantes, Porto Alegre (Brasil)
  • Ammutinamenti, Visioni di Danza Urbana, Ravenna (Italia)
  • Dança en Transito, Rio de Janeiro (Brasil)
  • Huellas, Danza en paisajes insólitos – Sevilla (España)
  • La Rué vers l’art, St. Martín D’Hères (Francia)
  • Festival Internacional de la Cultura, Sucre (Bolivia)
  • Danzalborde, Valparaíso (Chile)
  • Trayectos, Zaragoza (España)
  • Stromereien, Open air Performance Tage Zurich, Zurich (Suiza)
  • El Cruce, Rosario (Argentina)


SOBRE EL PASEANTE EN LA CIUDAD SEGÚN WALTER BENJAMIN

“La calle se convierte en habitación para el flaneur (paseante), que se siente en casa entre los frentes de los grandes edificios así como el burgués entre las cuatro paredes de su casa. Los brillosos letreros en hierro esmaltado de los negocios son para él adornos de pared tan buenos o mejores que las pinturas al óleo en la sala del burgués; los muros son los pupitres sobre los que se apoya su libreta de apuntes; los kioscos de periódicos son sus bibliotecas y las terrazas de los cafés son balcones desde los que él, después de la jornada de trabajo, mira con desdén a su vida doméstica”.

Walter Benjamín, “Das Paris des Second Empire bei Baudelaire” en Charles Baudelaire,, Frankfurt a. M. 1969, p. 37.



[1] Contenidos desarrollados por Centro de Investigación y Memoria Artes Escénicas (CIM. Ae), que integran María José Cifuentes, Constanza Cordovez y Simón Pérez. Edición: Javier Ibacache.

Sesión 5

Fecha: Martes 7 de octubre
Tema: Danza en la ciudad

* Danza al aire libre.
* Montajes de apropiación de espacios públicos.
* Programa “Ciudades que danzan”.
* Compañías e intérpretes chilenos que trabajan en esta línea (Vicky Larraín).
* Compañía Retouramont (francesa, en la que baila Francisca Alvarez, chilena)

Montaje analizado: Montaje participante de festival Danzalborde (la muestra se realiza en Valparaíso entre el 9 y el 19 de octubre y generalmente tiene una extensión en Santiago).
Material de apoyo: Registro de montaje participante de festival.
Expositores/invitados: Nancy Vásquez, Rocío Rivera y Lorena Hurtado

APUNTES CLAVES DE UN CLASICO DEL BALLET: “CARMEN”, DE MARCIA HAYDEE


SOBRE EL BALLET DE SANTIAGO


EL Ballet de Santiago se forma en 1959 bajo el nombre de Ballet de Arte Moderno (BAM).

Sus inicios se vinculan con las ideas y motivaciones de Octavio Cintolesi Castro,Serge Lifar derivadas del Ballet Neoclásico. ex integrante del Ballet Nacional, quien había sido becado durante los años 50 para estudiar en la Ópera de París, donde se instruyó en las propuestas del maestro

A fines de esa década, Cintolesi fue invitado por el Teatro Municipal de Santiago para constituir un cuerpo de bailarines que acompañara las temporadas de ópera de la orquesta.

Con ese propósito convocó a un grupo de jóvenes a quienes entrenó en la técnica académica y armó el primer conjunto nacional clásico del país con éxito reconocido, lo que llevo a esta agrupación a convertirse en cuerpo permanente del teatro hasta nuestros días.

El desarrollo artístico del Ballet de Santiago se ha traducido en una prolífica producción de clásicos universales de la disciplina, que ha ido acompañada del arribo de intérpretes, coreógrafos y creadores de Europa, Norteamérica, Sudamérica y otras geografías, como Margot Fonteyn, Michael Somes, Tamara Toumanova, Serge Lifar, Natalia Makarova, Julie Kent, Fernando Bujones, Valentina y Leonid Kozlov, Alexander Godunov, Marianna Tcherkassky, Eva Evdokimova, Richard Cragun, Tamas Detrich, Maximiliano Guerra, Agnes Oaks, Thomas Edur, Paloma Herrera, Carlos Acosta, José Manuel Carreño, Julio Bocca, Nina Ananiashvili, y Svetlana Zakharova, entre otros.

Uno de los hechos decisivos en la historia de la compañía está fechado en 1982, cuando Ivan Nagy asume la dirección. A él se le atribuye un significativo mejoramiento del nivel técnico de los intérpretes que fue en paralelo a la incoporación de nuevos bailarines, especialmente sudamericanos.

Nagy invitó además a maestros internacionales a impartir clases y amplió el repertorio con la puesta en escena de piezas de John Cranko, Ben Stevenson, Ronald Hynd, Kenneth MacMillan, George Balanchine, Luc de Layress, André Prokovsky, David Parsons, Robert North, Trey McIntyre, Glen Tetley y Jerome Robbins.

En la actualidad, la dirección se encuentra a cargo de la bailarina y coreógrafa brasileña Marcia Haydée, una reconocida intérprete que desde 2004 por segunda vez encabeza la compañía (lo había hecho antes entre 1993 y 1996).

Bajo su gestión, la agrupación se ha abocado a reponer clásicos y estrenar piezas contemporáneas.


SOBRE MARCIA HAYDÉE


Nació en la ciudad de Niteroi, Brasil. A los quince años ingresó al Royal Ballet School de Londres y posteriormente integró el Gran Ballet del Marqués de Cuevas, en Paris.

Allí conoció al coreógrafo inglés John Cranko, con quien estableció un decisivo vínculo de creador e intérprete.

Cranko creó para ella importantes roles femeninos, como Julieta, Carmen y La Fierecilla Domada. La ejecución de estas piezas la convirtió pronto en la Primera Bailarina del Ballet de Stuttgart, Alemania, y por extensión, en una figura reconocida a nivel internacional, aclamada en Europa, Norteamérica y Sudamérica.

Al fallecer Cranko, Haydée se convirtió en su heredera artística y asumió la dirección de la compañía de Stuttgart por diez años, entre 1976 y 1996.

Su relación con Chile data de la invitación que le extendiera Ivan Nagy para trabajar con el Ballet de Santiago, lo que se tradujo en que oficiara como directora entre 1993 y 1996, en paralelo a su trabajo con la agrupación alemana.

Los logros de su gestión han sido principalmente el reconocimiento del Ballet de Santiago en el exterior y el hecho de ser una de las compañías que remonta más obras de Cranko fuera de Stuttgart.

A partir de 2004, se encarga de montar títulos como “Pájaro de Fuego”, "La Cenicienta" "La Bella Durmiente", "Cuerpos Pintados y los Pájaros de Neruda" y "Madre Teresa y los niños del Mundo", de Maurice Bejart (quien también la dirigió).

Dentro de las distinciones que ha recibido se cuentan la Orden al Mérito Cultural, entregada por el gobierno brasileño.


SOBRE “CARMEN”, DE MARCIA HAYDÉE


Carmen es una historia de amor teñida por la tragedia que pertenece a la literatura romántica de siglo XIX. La novela es de autoría de Prosper Merimée y se publicó en 1846, aunque la celebridad la alcanzó gracias a la versión en ópera de Georges Bizet que data de 1875.

La trama tiene por protagonista a una apasionada gitana que se enamora de Don José, con quien mantiene una serie de encuentros y desencuentros pese a estar comprometido.

Luego de una primera ruptura, Carmen se involucra con un torero, pero los intensos sentimientos que ella despierta en Don José llevan a éste a apuñalarla mientras se desarrolla una corrida de toros.

El argumento también ha sido recogido en el ballet.

El primer antecedente corresponde a una pieza de Marius Petipa que quedó en el olvido y de la que existen escasas referencias.

En octubre de 1897 se estrenó en Londres una versión de A. Bertrand, con música de George Jacobi, a la que siguió en 1903 la pieza de Lucía Cormani.

En 1949, Roland Petit recupera la historia junto a Les Ballets de París.

Con posterioridad, surgen varias adaptaciones. Entre ellas, las de John Cranko, Mats Ek y John Neumeier.

A ello se añade la producción cinematográfica realizada por Antonio Gades y Carlos Saura.

Marcia Haydée interpretó el rol en la versión de Cranko y en 2004 creó una nueva propuesta escénica junto al Ballet de Santiago, donde Marcela Goicochea y Luis Ortigoza asumieron los roles centrales,[1] junto a un numeroso cuerpo de baile.

Su montaje divide la historia en dos actos y seis escenas usando la partitura de la ópera de Bizet, además de extractos de “Pescadores de perlas”. También incorpora escenas tomadas de la película de Vicente Aranda.

El vestuario y la escenografía fueron desarrollados por Pablo Núñez, quien trabajó con la idea de una plaza de toros y empleó colores expresivos inspirado en la tauromaquia.

La adaptación muestra al personaje como una gitana que burla las leyes de la ley y las del amor, como señalara Haydée en su momento: “Es una mujer muy calculadora, que de verdad no ama a nadie. Sólo a sí misma. Es una gitana salvaje que sabe que tiene un poder enorme sobre los hombres y, como buena gitana, también sabe que va a morir pronto. Es una mujer muy activa y fuerte que manipula todo. Es un animal salvaje”.


CARTELERA

“Carmen” ofrecerá funciones en el Teatro Municipal a las 19.00 horas de los días 9, 10, 11 y 13 de octubre.

Existe un convenio con la Escuela de Espectadores de Danza.



[1] Ambos fueron nombrados Primeros Bailarines Estrellas del Ballet de Santiago en junio de 2007.